Una gran cosa
Un familiar necesitaba ayuda para pagar la renta de diciembre. La petición le pareció una carga a la familia; en especial, por los gastos inesperados de fin de año. Pero recurrieron a sus ahorros, agradecidos por la provisión de Dios, y bendecidos por la gratitud de su pariente, quien les dio una tarjeta llena de palabras de agradecimiento: «Aquí están una vez más […] haciendo cosas buenas; tal vez pensando que no fue gran cosa».
Seguir al líder
Por arriba de nuestra casa, tres bombarderos surcan el cielo, volando en formación, tan cerca uno del otro que parecen uno solo. «Guau», le digo a mi esposo, a lo que él afirma: «Impresionante». Vivimos cerca de una base aeronáutica, y es común ver estas cosas.
Esperar al Mesías
El técnico parecía joven… demasiado joven para solucionar nuestro problema: un auto que no arrancaba. «Es solo un chico», susurró mi esposo con cierta duda. Su incredulidad respecto al joven sonaba como el murmullo en Nazaret cuando sus habitantes dudaban de quién era Jesús.
Honrar a Dios con acción de gracias
La doctora no se mostraba preocupada, a pesar de estar hablando con mi esposo a quien acababan de diagnosticarle cáncer. Sonriendo, le sugirió que comenzara cada día dando gracias «por al menos tres cosas». Él estuvo de acuerdo, ya que sabía que la gratitud abre el corazón para hallar ánimo en la bondad de Dios. Por eso, Dan empieza cada día con palabras de alabanza: Gracias, Dios, por el descanso de la noche. Por mi cama limpia. Por el sol. Por el desayuno en la mesa. Por una sonrisa en mis labios.
Pedir ayuda
Un email de una amiga llegó casi al final de un largo día, pero no lo abrí. Estaba trabajando horas extras para ayudar a un familiar con una enfermedad grave. No tenía tiempo para distraerme.